miércoles, 29 de julio de 2015

Vergüenza infértil

Nunca he sido una persona vergonzosa, ni para hablar en público ni para relacionarme con gente ni en lo relativo a la desnudez. Pero en el tema de la infertilidad, sí que creé una barrera alrededor. No sé si era exactamente vergüenza o pudor o celo de mi intimidad o como me gusta a mí llamarlo, evitarle a los demás un sufrimiento que ellos no podían remediar ni mejorar. Por eso, todo el proceso hasta el embarazo del renacuajo fue secreto entre Mr. Sapo y yo; ni familia ni amigos supieron nada hasta que supimos que estaba embarazada y que todo iba como debía ir.

Sin embargo, como he contado en otras entradas, este secretismo fue cambiando poco a poco tras el embarazo y el nacimiento del renacuajo y ahora puedo decir que he perdido esa poca vergüenza infértil que me quedaba. Incluso me atrevería a decir que casi me siento orgullosa. Orgullosa de decirle al mundo que no todo el mundo puede decidir cuándo tener un hijo, que no todo en este tema es cuestión de relajarse, que sí se puede, que he vivido esa frustración/miedo/ira/envidia/desilusión infértiles por la que están pasando otras parejas ahora, que sigo siendo infértil y no sé si podré tener más hijos, que sé tanto de este mundillo que puedo entender mejor a otras parejas infértiles (y hasta asesorarlas un poco en cuanto a TRAs). Cada vez me cuesta menos responder a la temida ¿y para cuándo el hermanito? (bueno, en mi caso, ¿para cuándo la hermanita?, porque parece que toooodo el mundo está convencidísimo de que lo mejor que me podría pasar es que tuviera una hija para tener la "adorada parejita", pero esto es cuestión aparte!). No me da ningún pudor decir que no está en mi mano. No siento vergüenza de explicar que el renacuajo no vino al mundo por un descuido de una noche de pasión. Que no ovulo. Que soy infértil y lo seré siempre.

Esto no significa que vaya presentándome como "Hola, soy Luli y soy infértil", pero sí que significa que no me escondo más, que si me preguntan, respondo sin rodeos y según vea el interés de la otra parte, tanteo un poco y me explayo más o menos por si le puedo ayudar. Creo que esta pérdida de vergüenza infértil se debe a que me siento ganadora; soy madre, he podido gestar y parir un hijo, el sueño que tuve siempre y que tienen muchas más personas. Por eso, no me importa hablar de lo que me ha costado llegar hasta aquí, porque estoy en la meta, porque luché y gané. Sin embargo, no sé qué pasará si decido buscar otro hijo. A priori, me parece que sí que seré capaz de abrirme en ese caso, sobre todo por aquí, pero me vuelven un poco los miedos, la vergüenza infértil, esa coraza que nos protege a todos los que buscamos un hijo y no podemos, ya sea el primero o el quinto. Hay gente que victimiza a los infértiles y que los cataloga según su dolor y tratamientos fallidos. Supongo que será otro tipo de vergüenza infértil. Pero yo no tengo ningún interés en competir con nadie. Quizás una persona que lleve 10 tratamientos fallidos a sus espaldas piense que la que es capaz de parir 2 o 3 hijos es menos infértil. No me meto ni pretendo crear un ranking. Solo quiero despojarme de esa losa que aún nos pesa encima y sentirme orgullosa de poder ayudar a otras personas que se encuentran llenas de dudas y desazón y si desnudarme el alma ante ellos ayuda...FUERA VERGÜENZA!

Y vosotros, ¿habéis conseguido eliminar esa vergüenza infértil del todo? ¿Habláis públicamente de vuestros abortos/dificultad para concebir? ¿Os ha ayudado la experiencia de alguien cercano a sentiros menos solas o a ver nuevas vías?

sábado, 18 de julio de 2015

¿Dónde está mi bebé?

En poco más de 3 semanas, ¡he perdido a mi bebé! No, no os asustéis, el renacuajo sigue aquí conmigo, pero es que ha pasado bruscamente de ser un bebé a ser (o querer ser) un niño hecho y derecho.

Desde que vinimos a "tierraparaíso", el renacuajo no para de crecer y espabilar. Estas mini pre-vacaciones le están sentando de lujo! Es como estar en una granja-escuela gigante: vivir al aire libre, con solo un pañal y unas zapatillas de goma y experimentar con agua, tierra, plantas, animales...lo dicho, el paraíso!

Unas de las cosas en que ha crecido de repente ha sido en la comida. El próximo curso escolar en la guardería, el renacuajo ya pasa a 2º de guardería, con lo que la comida ya no se lleva de casa, sino que come un menú de catering igual para los de 2º y 3er año. Por supuesto, tooooda la comida es sin triturar, con lo que yo me propuse pasar de nuestros purés de cualquier cosa todos los días a comida normal de forma progresiva. El primer día comió paella. De lujo. El segundo, estofado de ternera. De lujo. El tercero, cocido. De lujo. No sigo contándoos el menú de la semana porque os podéis imaginar cómo sigue! Lo de "progresivo" no va con él. Ha probado la comida de mayores y está encantado, se come unos platazos enormes de lo que comamos los demás y tan feliz. Y las cenas igual. En lo que no hemos avanzado es en la merienda: en puré, le gustan todas las frutas, incluso las combinaciones de varias extrañas, pero a trozos, solamente come manzana. Las demás las prueba y las escupe, es nuestra asignatura pendiente.

Otra cosa en la que ha crecido a pasos agigantados es en la comunicación. Ha pasado de señalar todo por gestos y decir mamá y papá a querer comunicarse verbalmente en todo momento. Eso sí, se le da fatal!!! Echa unas parrafadas enormes, pero no como antes, simplemente balbuceando por el gusto de oírse, no, él te intenta decir algo, pero claro, no entendemos absolutamente nada, y el pobre se enfada cuando no lo entiendes. Por ahora, su vocabulario real se reduce a dos palabras básicamente: agua y adiós. Con eso consigue decir casi todo. Adiós puede significar "ya no quiero comer más, tapa el yogur" o "me he hartado de estar aquí, vámonos", o "ya se han acabado los dibujitos". Y con agua, igual. Y combinadas también! Y entender, lo entiende prácticamente todo, es increíble.

Otra cosa que he notado es que ya no quiere ir en brazos casi nunca, quiere ir él solito andando a todos sitios; si vamos a la playa, él coge su cubo y echa a andar, si vamos de paseo en la silla, quiere irse al suelo y corretear, los brazos son para bebés y él es un hombretón! Habrase visto! ;) Y los juguetes de bebés ya tampoco le interesan, ahora estamos en la etapa de coches, pelotas y bicicletas o similares. También ha dejado el chupete de día de forma radical, jamás lo usa ni lo pide, ni siquiera con berrinches. Bebe en vaso perfectamente y coge él solo el biberón de leche (la leche no he probado a dársela aún en vaso y dejar el biberón porque por la noche, en sus múltiples despertares, no puedo evitar el biberón aún, pero quizás le cambie el de por la mañana por vaso también). Y otra cosa que he notado es que, aunque sigue siendo un rabillo de lagartija, empieza a sentarse él solo en una silla pequeña junto a una mesita a jugar a algo, sobre todo, con sus coches, y eso hace 3 semanas era impensable.

Supongo que para la gran mayoría de madres (y sobre todo, para las que tengan hijos de la edad del renacuajo), estas cosas serán lo más normal del mundo, y no digo que no lo sean, pero yo veo cómo mi renacuajillo de menos de 2 kilos y medio y 46 cm empieza a ser independiente de mí, empieza a ser un niño, una personita individual en vez de un bebé. Y da orgullo ver cómo crece, pero también penita y mucha nostalgia.

Y vuestros niños/as, ¿son aún un poco bebés o ya tenéis niños hechos y derechos? ¿Echáis de menos esa época o disfrutáis con su independencia? ¿A qué edad os disteis cuenta de que habíais perdido irremediablemente a vuestros bebés?

lunes, 13 de julio de 2015

Mi hijo duerme mal

Sí, no es ninguna novedad, no os estoy descubriendo América, el renacuajo duerme rematadamente mal.

Y no, esta entrada no pretende ser ni un paño de lágrimas ni una biblia-gurú sobre cómo conseguir que vuestros hijos duerman plácidamente y del tirón, así que si veníais buscando eso y no queréis leer más, avisados estáis!

Entonces, ¿de qué demonios trata la entrada? Pues mi única intención es la de decirme a mí misma y al resto de padres y madres que sufren las malas noches de sus hijos que no pasa nada, que somos fuertes! Ahí van una serie de afirmaciones que tenemos que repetir cual mantra a las 8 de la mañana después de una noche habitual de perros:


  1. No va a dormir mal eternamente. Llegará el día, sí, de verdad que sí, en que dormirá del tirón. Llegará incluso el día en que tengamos que despertarlos para ir al colegio (por favorrrr, que ese día llegue pronto!)
  2. Hoy "solo" se ha despertado 8 veces, ayer fueron 15 así que la cosa va mejorando, definitivamente. Si además, hemos tenido la suerte de dormir algún tramo de 2 horas, es que la noche ha sido decente! (extraído de la web conquepocomeconformoya.puf)
  3. Venden un antiojeras estupendo que disimula bastante y si no, gafas de sol, que son muy fashion!
  4. Entre despertar y despertar no da tiempo a NADA, así que se elimina la posibilidad de que venga un segundo maldormidor próximamente! 
  5. La mala cara hace que parezcamos más delgadas y que nos maquillemos más, no hay mal que por bien no venga! 
  6. Será que todos los dichosos días hoy le duele algo: dientes, tripa...pobrecillo/a!
  7. Somos fuertes, mucho, más de lo que nosotros mismos nos imaginamos y cuando creemos que no podemos más, va el diablillo/a y nos demuestra que sí, que se puede dormir menos y peor y seguir vivo (aunque sea en plan The Walking Dead) Ah, y los zombis están teeeela de moda! Yeah! ;)
  8. Los libros de autoayuda sobre el sueño infantil solo sirven para calzar mesas cojas. O para perder maravillosas horas en las que podríamos estar durmiendo! 
  9. O le echamos un poco de humor al asunto, o nos pegamos un tiro!!! 
  10. En esta me pongo seria: hay muchas parejas a las que les gustaría estar noches y noches sin dormir y pese a llevar meses o años intentándolo, aún no pueden, así que por respeto a ellos, tenemos que dar gracias todos los días por poder vivir esta experiencia. 
  11. ¡No hay nada que no cure una buena sonrisa matutina de nuestros diablillos nocturnos!


Espero que estas máximas os ayuden a sobrellevar las malas noches que dan nuestros chiquitines, y si no, al menos que os saquen una sonrisa, que hay que tomarse la vida con alegría y filosofía! :) Que paséis un buen día....y si no es mucho pedir, una buena noche! 

lunes, 6 de julio de 2015

La música en la infancia

Desde siempre, me ha gustado la música, nunca he sido una persona tremendamente melómana, pero me gusta. Tengo gustos musicales bastante eclécticos y casi todos los estilos musicales me parecen agradables, aunque sea para un rato. Además, muchos estudios demuestran la importancia de la música desde antes del nacimiento de un niño, desde la misma tripa de su madre, por lo que esto, junto con que me gusta la música, me hicieron introducir al renacuajo a la música prácticamente desde que tuve conocimiento de su existencia.

Cuando me enteré de que estaba embarazada y los siguientes meses, la música a la que expuse al renacuajo fue a la misma que oía yo habitualmente, es decir, a lo que saliera en las radio-fórmulas habituales y sobre todo, a mi gran pasión desde que la descubrí hace ya 20 años por unos CDs que les regalaron a mis padres al comprarse una minicadena: el jazz. Me apasiona el jazz, me eriza la piel y me alegra el alma y cuando supe que el renacuajo estaba conmigo, empecé a poner la música un poquito más fuerte para que le llegara bien. A veces notaba algunas patadas más cuando ponía jazz, pero en general, creo que no le apasionó, debo decir con tristeza.

Por otra parte, leí en varios libros y boletines y la gente me recomendó que era bueno cantarle alguna canción al bebé antes de su nacimiento para que identificara esa canción y creara un vínculo con su madre y con su voz, que luego podría tranquilizarlo. Aquí he de decir que aborrezco las canciones infantiles, me suben el azúcar en sangre cada vez que las oigo. Todas son hiper-edulcoradas, ñoñas y repetitivas y no entendía por qué tenía que ser una canción infantil la que nos uniera a mi feto y a mí. Como sabéis, soy una rebelde y no quería conformarme, así decidí cantarle a mi renacuajo una de mis canciones preferidas de Sinatra: Fly me to the Moon. Mis mejores momentos en el embarazo fueron tumbada en la bañera, cantándole Fly me to the Moon a mi niño.

En el momento en que nació, el renacuajo demostró que tiene carácter y lloró con fuerza, en esos momentos, te da todo igual y que llore es señal de que está sano. Pero no paraba. Puede que fuera poco tiempo, no lo sé, es difícil medir el tiempo en esos momentos, pero yo le decía que se calmara, que ya estaba con mamá, que lo queríamos mucho, y el niño seguía berreando. Y entonces, decidí cantarle su canción. Y ahí se produjo un momento mágico que jamás olvidaré. Nada más entonar las primeras notas de la canción, empezó a calmarse hasta quedarse totalmente sereno y tranquilo, mirándome fijamente mientras yo seguía cantando con un nudo en la garganta de la emoción. Fue un momento mágico.

A partir de ahí, yo seguí con mi rebeldía anti-canciones infantiles y mi amor por el jazz. Nada, todos mis esfuerzos eran infructuosos. El jazz, ni olerlo, el resto de música, ni fu ni fa. Hasta que llegamos a las canciones infantiles. Mi renacuajo-rabo de lagartija era oír una canción infantil y calmarse y empezar a bailotear o sonreír. Si es que la vida te da donde más te duele!!!! jajajaja! Bien merecido me lo tengo! Ahora, adora los cantajuegos, canciones infantiles clásicas y modernas y todas esas ñoñerías que tanto aborrezco! Le fascina la música, baila un montón, le apasionan los juguetes que tienen música, la música de los dibujos, las canciones que le cantamos, pero sí, tooooodo muy infantil y moñas! Y bueno, yo creo que la música es algo enriquecedor, que potencia su motricidad y su sentido del ritmo y puede que más cosas, así que, por mal que me pese, le pongo y le canto todas las canciones ñoñas ultraedulcoradas que tanto le gustan!

Y vosotras, pensáis que la música es importante en la infancia? ¿Qué tipo de música os parece más adecuada para los bebés/niños? ¿Creéis que es bueno imponerla aunque el niño no muestre ninguna afición?


jueves, 2 de julio de 2015

Viajar con niños

Viajar puede ser un gran placer, lo sé por experiencia. A Mr. Sapo y a mí nos conocían los amigos y familiares como Willy Fogg y Romy. Pero desde que llegó el renacuajo a nuestras vidas, los viajes han cambiado un poco.

Hay niños a los que no les gusta nada viajar, salir de la rutina los pone nerviosos, se marean en el coche, no toleran el avión o se aburren como ostras. En esos casos, las familias suelen ir reduciendo sus viajes a los estrictamente necesarios y optando por otras formas de ocio. Hay otros niños que viajan bien, aguantan el trayecto bastante bien y luego en el lugar de destino, se adaptan bien y disfrutan.

Nosotros, por nuestras circunstancias familiares, hemos tenido que hacer viajes largos en coche (7 u 8 horas) desde que el renacuajo tenía 4 meses y en general, no nos podemos quejar. Al principio, lo llevábamos en el grupo 0, en contra de la marcha, y yo me sentaba detrás con él. La rutina era siempre la misma, un par de horas de siesta, parada, un par de horas de juego o vídeo, parada y una minisiesta y un par de horas de locura intentando entretenerlo como podía hasta llegar al destino. Es decir, viajes largos y pesados pero aguantables. Hace unos meses lo cambiamos al grupo 1 y escogimos uno que va en el sentido de la marcha, en particular, la silla Romer Versafix. Estamos encantados con la elección y él también. Desde que lo pusimos en el sentido de la marcha, yo me siento delante, en el asiento del copiloto, y él va detrás del conductor. Así lo veo, puedo acceder a él y jugar un poco con él sin tener que sentarme atrás y cuando se duerme o ve los dibujitos, puedo hablar tranquilamente con mi marido, que es algo que se valora mucho! Una cosa buena del coche es que tu hijo solo te molesta a ti, que es un alivio, porque en otros medios de transporte más colectivos, aparte de intentar controlar a tu hijo y entretenerlo, tienes que preocuparte porque moleste lo menos posible.

Respecto a viajes en avión, nuestro primer viaje en avión como familia fue para su cumpleaños, que como sabéis, celebramos en el extranjero. La experiencia fue durilla por las características de mi hijo. Como sabéis, mi renacuajo no para, es un rabo de lagartija y estar sentado y quieto no es lo suyo. Y menos, a las 9 y media de la noche. Así que el viaje de ida fue 2 horas de horror y 1 de sueño. No había quien lo tuviera sentado con el cinturón puesto, y menos, con el sueño que tenía. No conseguía dormirse (no le gusta mucho que lo toquen ni que lo acunen, le gusta dormirse él solito, moviéndose con libertad, y eso en un avión no es viable). Así que fue un poco pesadilla. Luego en el país de destino, todo genial. Se lo pasó en grande, comió cosas típicas y le encantaron y se portó de lujo. El viaje de vuelta tampoco estuvo muy mal, estaba menos cansado y conseguimos entretenerlo mejor. Por eso, en septiembre nos volvemos a liar la manta a la cabeza y nos vamos de vacaciones al extranjero!! A ver cómo nos va! Deseadnos suerte! ;)

Por ahora, el coche y el avión son los medios de transporte que hemos usado con el renacuajo (bueno, el tren de cercanías, el taxi y el autobús urbano también, pero esos no cuentan!), pero este viernes se plantea otro reto: nos vamos en AVE! Mr. Sapo no puede cogerse vacaciones todavía y nosotros estamos ya hartos de pasar calor en este secanal, así que el mar nos llamaba a gritos y nos pareció que la mejor opción para viajar el renacuajo y yo solos sería el tren. El autobús lo descarté desde el principio, sé que no habría manera humana de controlar al renacuajo más de 20 minutos en un asiento de autobús, ni loca! El coche, yo sola con él detrás 6 o 7 horas tampoco me parecía muy lógico, así que pensé que el AVE podía ser buena opción. A priori, creo que es un modo de transporte apto para niños, en especial, para niños movidos, porque es rápido, el niño se puede mover por el tren, pasear, ir a la cafetería para cambiar un ratito de aires... Me parece menos claustrofóbico que otros medios de transporte y es seguro y cómodo. El problema va a ser llevar la maleta y al renacuajo a la vez. No sé muy bien cómo me voy a apañar, pero creo que pondré mi mejor sonrisa y recurriré a algún alma caritativa que me ayude a subir y bajar la maleta del tren mientras yo sujeto al niño, porque las dos cosas juntas creo que no voy a poder. Y dejar al niño 2 segundos mientras bajo la maleta tampoco, que en 2 segundos tiene este niño tiempo de meterse debajo de las vías, subirse al techo o llegar a la cabina y poner en marcha el tren!!!

Y vosotros, ¿qué medios de transporte creéis más adecuados para viajar con niños? ¿Os molesta que viajen otros niños cerca y se porten mal? ¿Habéis reducido vuestros viajes desde que sois padres o pensáis hacerlo cuando lo seáis?